Riesgos del mal uso del Internet

Los principales riesgos asociados a un mal uso de internet son:

  1. El acceso a contenidos poco fiables o falsos.
  2. La facilidad de acceso a páginas con información peligrosa, por ejemplo, a imágenes de contenido sexual, pornográfico o violento o a textos y relatos que pueden incitar al consumo de drogas o medicación, así como al seguimiento de ideologías de tipo racista o sexista.
  3. Recibir correos electrónicos con mensajes de propaganda no deseada, los cuales pueden contener virus o podrían querer robar tu información.
  4. La participación en chats, foros o determinadas redes sociales puede facilitar contactos indeseados con personas que pueden utilizar identidades falsas, buscando, por ejemplo, víctimas para actos sexuales, violentos o delictivos. Asimismo, la recepción de mensajes personales cuyo contenido puede resultar ofensivo puede también propiciar la posibilidad de entrar en discusiones, recibir amenazas o, incluso, encontrarse involucrado en situaciones de abuso o acoso a través de la red.
  5. Hay que tener en cuenta que el anonimato que proporciona internet puede facilitar comentarios o actitudes que difícilmente se expresarían en las relaciones directas con otras personas.
  6. El llenar formularios que nos envían por correo o que se presentan en algunas páginas no reconocidas puede facilitarle información personal a individuos o empresas desconocidas, las cuales pueden robar tu información
  7. Los menores pueden verse influenciados por una publicidad engañosa o abusiva, que les incite a realizar compras por internet sin la autorización de sus padres. Los datos personales y los códigos secretos de las tarjetas de crédito que se facilitan en las compras pueden convertirles en víctimas de estafas o robos en páginas web poco fiables o controladas por terceros.

9. El desarrollo de trastornos psicológicos como la adicción a internet que pueden surgir cuando confluyen determinados factores, como problemas en la autoestima, la sociabilidad o dificultades familiares, unidos a la vulnerabilidad típica de esta edad y a la cantidad de estímulos atractivos y sensaciones placenteras que puede proporcionar internet.

¿Qué podemos hacer para evitar estos riesgos?

Debemos estar atentos al uso que nuestros hijos e hijas hacen de internet, controlando el tiempo que éstos pasan conectados, la frecuencia con la que lo hacen, los motivos por los que dicen que se conectan, la reacción que tienen cuando se les interrumpe y la actitud que muestran mientras están navegando por la red.

Es importante enseñarles progresivamente a seleccionar contenidos y fuentes de información fiables, desarrollando la capacidad de ser críticos con las mismas. Este proceso educativo debe pasar por alertarles del peligro que conlleva facilitar datos personales en la red, entablar relación con personas desconocidas o el intercambio de archivos y mensajes en un entorno no seguro.