¿Qué es el Síndrome de Asperger? y ¿Cómo tratarlo dentro del aula de clases?

¿Qué es el Síndrome de Asperger?

El síndrome de Asperger es un trastorno generalizado del desarrollo que tiene diversas manifestaciones, las más llamativas son las relacionadas con el funcionamiento social del niño.

Durante la infancia, especialmente durante los primeros años, las manifestaciones de este síndrome pueden pasar desapercibidas, a pesar de que en muchos casos, los padres ya han observado la dificultad que sus hijos presentan para establecer relaciones sociales o adaptarse a los cambios y rutinas.

Esto es debido en gran medida, a que las relaciones con los demás aún no se están dando de manera significativa.

Con lo cual, determinadas conductas como el deseo de soledad, la excesiva sinceridad etc. pueden llegar a pasar inadvertidas o a no ser tenidas demasiado en cuenta.

Características del Síndrome de Asperger

Debido a la importancia de su detección para evitar así problemas de incomprensión, se deben tener en cuenta una serie de indicadores que pueden manifestar la presencia de este síndrome.

Algunos de los cuales, pueden ser:

  • Dificultades para desarrollar sus habilidades y relaciones sociales.
  • Problemas para interpretar normas y adaptarse a cambios imprevistos.
  • Dificultades para comprender gestos o expresiones en los demás (falta de empatía).
  • Problemas para manejar e interpretar comportamientos no verbales (contacto ocular, posturas…); aspectos importantes para la relación e interacción social.
  • Existencia de manierismos motores estereotipados.
  • Problemas para compartir juegos con otros niños del grupo de iguales.
  • Expresión de preguntas repetitivas.
  • Explosiones emocionales y conductas inapropiadas en clase.

En muchas ocasiones, los niños con síndrome de Asperger, se convierten en objeto de burlas y críticas por parte del resto de niños, que desconocen qué le sucede a su compañero, y no terminan de comprender por qué éste manifiesta los mencionados comportamientos que le hacen diferente de los demás.

Toda esta incomprensión puede derivar en el surgimiento de conflictos, que deben evitarse con la intención de propiciar un ambiente adecuado donde se contemplen de manera productiva y enriquecedora las diferencias individuales.

Por todo lo mencionado, algunas recomendaciones que pueden contribuir a alcanzar este fin, son las siguientes:

¿Cómo tratar a un niño con síndrome de Asperger?

  • Disminuir los estímulos distractores en el entorno, con la finalidad de evitar el desvío de la atención, evitando de esta manera entorpecer el proceso de aprendizaje.
  • Potenciar sus capacidades y habilidades, consiguiendo que el niño se sienta valorado.
  • Ayudar a su proceso de aprendizaje, empleando apoyos visuales que contribuyan a trabajar el mismo (uso de cuadernos, agendas, diarios…).
  • Llevar a cabo adaptaciones curriculares y diseñar situaciones de aprendizaje también adaptadas, que le ayuden a alcanzar el éxito.
  • Prepararle para los posibles cambios en sus rutinas, procurándole un entorno estable y estructurado.
  • Todo lo anterior, puede ayudarnos a entender a los niños y niñas con síndrome de Asperger, a mejorar su entorno y sobre todo a alcanzar una mayor comprensión por parte de su grupo de iguales.

¿Cómo tratarlo dentro del aula de clases?

Debemos ser conscientes de que no todos los niños con Asperger muestran los mismos síntomas, ni en la misma intensidad. Las manifestaciones pueden ser muy variables de un niño a otro. Además, muchas veces los TEA coexisten con otros síntomas o patologías, con lo que el tratamiento u enfoque a desarrollar en el aula tiene que elaborarse de forma totalmente personalizada.

Dicho esto, como educadores sí que hay una serie de estrategias que nos pueden ayudar en el aula:

  • Empleo de apoyos visuales en cualquier proceso de enseñanza. Los niños con Asperger procesan mejor la información visual y les permite anticipar lo que va a pasar a continuación. Podemos hacer uso de listas, horarios o pictogramas en el aula.
  1. Crear un clima tranquilo en el aula, que sea estable y predecible. Evitar cambios inesperados.  A los niños de 0 a 6 les crea cierta inseguridad no poder predecir lo que pasará a continuación. Los horarios de infantil suelen ser muy predecibles y siempre siguiendo unas rutinas pautadas. De esta manera los niños se sienten seguros y saben qué es lo que va a suceder a continuación.  Los niños con Asperger muestran esta necesidad de forma más acentuada y es muy importante que si se va a producir alguna novedad en el aula ese día se le explique de forma anticipada.
  2. Enseñar de manera explícita habilidades sociales que por lo general no suelen requerir una enseñanza formal.Por ejemplo, enseñarles a diferenciar los estados emocionales y cómo estos se relacionan con conductas y gestos específicos en las personas. Por ejemplo, con pictogramas podemos enseñarles cuales suelen ser las manifestaciones de afecto y cómo representarlas él y a quien.
  3. Utilizar su tema de interés en la medida de lo posible. La idea es convertir aquello que le llama tanto la atención en nuestro aliado para asegurarnos de que participa o nos hace caso en determinadas tareas.
  4. Vigilar nuestro lenguaje y utilizar frases cortas y sencillas para dirigirnos al niño. Es decir, si necesitamos que realice alguna acción concreta debemos dar las órdenes de forma breve y clara.  Además, es importante que evitemos ironías o dobles sentidos y si lo hacemos tenemos que asegurarnos de que lo ha entendido.
  5. Reducir la carga de tareas que impliquen motricidad fina. No hay que eliminarlas, pero si reducir su uso ya que les es especialmente costoso.
  6. Organizar actividades y juegos en pareja. Podemos proponer juegos de mesa sencillos y/o actividades de tipo cooperativas en las que los niños con Asperger tengan que tener en cuenta a sólo un compañero y les resulte más sencillo.
  7. Substituir estereotipias(movimientos repetitivos) muy visibles por otras más discretas, por ejemplo, o negociar los momentos del día en los que puede dar rienda suelta a sus movimientos con libertad.
  8. Evitar los aprendizajes por ensayo-error ya que son niños con un alto nivel de perfeccionismo, pero un bajo nivel de tolerancia a la frustración. Es mejor evitar situaciones en las que pueden “fallar” y en cambio, ayudar al niño a que vaya consiguiendo poco a poco pequeños éxitos.
  9. Evitar en la medida de lo posible la crítica y el castigo. Es decir, substituir el refuerzo negativo por el refuerzo positivo, el alago y el premio.

La integración consiste en respetar a cada niño con sus diferencias, con sus peculiaridades, sus virtudes y sus defectos. Evidentemente, tener un niño con Asperger en el aula puede suponer un reto, y para poder hacer un trabajo real de inclusión deberemos conocer muy bien en qué consiste el síndrome y también conocer muy bien al niño.